
no nació de un enojo, ni fue fruto de llantos,
ni la engendró El Capricho.
Comenzó pequeña y sin forma,
como alma perdida en un bosque lejano
con rugidos de vientos y gemidos extraños.
¡Y siguió mis pasos… mis incautos pasos…
Se escondió en las sombras
del bosque encantado…
se vistió de luna, de sombrío árbol…
Inocente sombra de ciervo asustado…
Por ese largo camino encontró mi casa,
me llamó a los gritos, derribó la puerta...
se metió en mi pecho
….y quedé casi muerta!
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