
Habían tirado a la rosa.
La pobre estaba tan triste...
La recogí del suelo
y sin saber porqué.
.... o acaso sabiendo...
Revivió al instante
al mojar sus labios
con el agua fresca
que le dí a beber...
Entreabió sus pétalos
-otrora vencidos-
y muy dulcemente,
la muy vanidosa,
se dejó querer.
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Mabel G.
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